Entrevista de Maritza Espinoza
Es el cuarto ministro de Educación de un gobierno que no tiene ni dos años. Daniel Alfaro, economista de profesión, es un funcionario público de carrera. Ha trabajado en Cultura, en el mismo Minedu y en el Ministerio de la Producción. “Conozco el ministerio por dentro”, afirma, sin desconocer que su flamante cartera tiene más de una papa caliente, especialmente con los sectores más conservadores. Por lo pronto, el lunes toreó su primer toro: la comisión de Educación del Congreso que a tantos ministros de Educación ha maltratado.
Sus antecesores no fueron muy benévolamente tratados en la comisión de Educación del Congreso. ¿Cómo fue en su caso?
Muy bien. Yo creo que también estamos respirando nuevos aires políticos. Este gabinete ha implementado una política de diálogo muy abierta. Además, siempre un nuevo gobierno tiene un espacio de respiro natural.
Luna de miel, le dicen…
Sí. Y la política de diálogo ayuda mucho, porque me he reunido con gremios sindicales, con ugeles, con gobernadores regionales y locales. Cada semana viajamos a una región distinta y tenemos contacto con los alcaldes y vamos acompañados de congresistas que tienen dos preocupaciones: política nacional y estado situacional de su región. Esa fuerza de reuniones e inmersiones profundas nos ayuda a construir una propuesta de política con una visión más amplia.
En sus primeras declaraciones dijo que su nueva política es seguir con la política educativa. ¿No va a haber un sello personal?
Desde luego. Lo que quise decir es que, a lo largo de mi carrera, he visto a ministros que vienen e imponen nuevas cosas y dejan de lado todo lo que se ha venido construyendo. Yo soy funcionario público de carrera y sé que las políticas se construyen desde abajo. Ese discurso, que fue hacia todos mis colaboradores, era: “Voy a apoyarlos en las ideas que tengan de generar políticas y a continuar lo bueno que vienen haciendo”.
¿Y cuál será su sello personal?
Te lo resumo en aprendizajes a lo largo de la vida. Es la impronta que esta gestión quiere posicionar.
¿Se refiere al aprendizaje por competencias?
Sí. Y te lo pongo así: el ministerio ha avanzado en la educación básica. En inicial, al volver a los Pronoeis; en temas de presupuesto, con más plazas; con la primaria, que ya está desarrollando el enfoque por competencias; con la secundaria, donde siempre ha sido un reto generar una identidad. Y, luego, aparece la (educación) superior, pero como si surgiese de otro espacio. La transitabilidad entre la educación básica y la superior no está todavía construida a manera de política. Ahorita el 60% de jóvenes de 16 a 20 años no sigue ningún estudio postsecundario, y de ese 60%, 23% es “ni-ni” (ni estudia ni trabaja). La idea de aprendizajes a lo largo de la vida es generar trayectorias que permitan al ciudadano insertarse en diferentes espacios de la educación.
¿Y esto implica dejar el cliché de que la única vía para la educación superior es la universidad?
Tenemos un estigma como sociedad ahí. Solo valoramos al universitario, y lo que no es universitario tiene una jerarquización vertical en cuanto a valoración. Y ahí me refiero a lo tecnológico, lo pedagógico y lo artístico. El tema es que, cuando el empleador ve estos dos títulos, siempre termina beneficiando al universitario.
¿Y cuál es la salida?
Lo que tiene la nueva ley de institutos y escuelas de educación superior es que la escuela, con el título profesional, te va a dar también grado de bachiller, y con ese grado vas a poder seguir estudios de postgrado. Antes, el de la tecnológica, para seguir estudios de postgrado o lograr su grado de bachiller, tenía que migrar al sistema universitario y en esta pasarela no le convalidaban todos los años que había estudiado.
Usted ha dicho: “La igualdad entre hombres y mujeres es algo innegociable”. ¿Qué sí lo es?
Para entender esa frase tenemos que ver el origen de esa declaración, y es esta discusión social que surgió a partir de la inclusión del enfoque de género en el currículum. El currículum nacional, en un 95% o 97% del texto, no tiene ningún problema. Lo central, que es el enfoque por competencias, ya tiene consenso, no hay nada que negociar, pero la implementación full del currículum todavía tiene que resolver estos temas que son sujetos a discusión social…
Y que están en una instancia del Poder Judicial, entiendo…
A eso me refiero con que se está negociando. Por un lado, tenemos al documento original del currículo nacional, que incluía al enfoque de género, tal cual lo dicen las políticas de igualdad de género del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, pero sabemos que hay otro grupo de colectivos con mucha fuerza que ve en ese enfoque lo que ellos llaman ideología de género…
Ante la frase “la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es innegociable”, ya hay quienes dicen que es la nueva fachada de la ideología de género…
Lo que quisiera explicar acá es que estos colectivos encontraron en el Poder Judicial un primer espacio para dirimir las diferencias, ya que en las mesas de diálogo no se generó consenso. Entonces, en primera instancia, Padres en Acción, que es el colectivo que los representa, dice: uno, “no fuimos partícipes del proceso de elaboración del currículum nacional” y, dos, “no estamos de acuerdo con su construcción, sobre todo en el extremo de la ideología de género”. Entonces, en primera instancia, nos dicen dos cosas: uno, que el currículum va, pero sin un párrafo, el que internacionalmente define el concepto de género y, por otro lado, nos exhortan a tener un mejor mecanismo de participación. La posición institucional del ministerio fue apelar a esa sentencia, pero también Padres en Acción apeló.
Pero el término “identidad de género” se retiró del currículo…
Es que cuando la primera sentencia nos dice “eliminen este párrafo”, el colectivo Padres en Acción puso una medida cautelar para decir: “En virtud de esta sentencia, el ministerio no puede colocar este párrafo en sus guías”. Entonces, se acató la medida cautelar. Se elimina ese párrafo, pero no el título de enfoque de género, que sigue en el currículum.
Pero es una gran concesión: el concepto identidad de género está internacionalmente aceptado…
La posición institucional fue dirimir esto en el Poder Judicial y esa fue la primera sentencia a la cual se apeló, y esta apelación ha pasado a la Corte Suprema. La posición que sostengo, y se la he dicho tanto a colectivos progresistas como conservadores, es que la posición es institucional. Lo que queremos es esperar a ver qué nos dice la Corte Suprema para, a partir de ese punto, seguir reflexionando sobre el currículum.
Suponiendo que la Suprema dijera que no debe existir el término “identidad de género”, ¿cómo se va a abordar el tema de las minorías sexuales en el currículo?
Ahí es donde digo que no es negociable, que deberes, derechos e igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres se tienen que mantener, al margen de lo que el hombre y la mujer decidan con su vida.
¿Se les debe decir a los alumnos que existen otras opciones sexuales?
Eso, por ejemplo, no te lo dice el currículum. El currículum simplemente te dice lo que hemos conversado hasta ahorita.
¿No debería?
El currículum es un documento más orientador. Es el texto escolar y el cuaderno de trabajo en donde se comienza a ver la implementación de estos esfuerzos. Lo importante es que nosotros, como Ministerio de Educación, resguardemos todos los derechos, no importando religión, origen étnico, sexo u opción sexual.
Y en otro tema, ¿qué pasos se darán para que nuestro país sea competitivo en la prueba PISA?
Lo bueno de esta prueba, que es muestral, es que te permite compararte con otros países y eso despierta interés en la opinión pública. Pero, además, nosotros tenemos la evaluación censal, que es propia y que hacemos a todos los colegios. Esperamos salir bien en la prueba PISA, pero nuestro indicador de éxito es la censal. Pero no es la única medida que nos interesa. Lo que estamos reflexionando ahora, a raíz de lo que sucedió el año pasado en temas de corrupción, valores, violencia es que el currículo también tiene que concentrarse en la persona y en la generación de valores. Por ejemplo, hay en desarrollo una estructura en el currículo que se llama “Desarrollo personal, cívica y ciudadanía”, que va a estar sobre todo en secundaria, y que va a permitir, a lo largo de los grados, que la persona pueda por sí misma diferenciar las cosas que le generan bien o le generan perjuicios a la sociedad.
Una de las primeras cosas que hizo fue reunirse con el Sutep…
La primera. Nosotros dialogamos con todos los grupos de profesores que toquen la puerta del ministerio. Así como los derechos no son negociables, el diálogo es algo que vamos a continuar.
Pero uno de los dirigentes (del Sutep) ha dicho que en esa reunión se quedó en que ellos iban a ser los únicos interlocutores.
No he escuchado esa declaración, pero si me preguntas por una interpretación de alguna idea de esa naturaleza, lo que te podría decir es que el Sutep es el único sindicato nacional registrado en el Registro de organizaciones sindicales del Perú. Debido a eso, ellos pueden entablar procesos de negociación colectiva con el Ministerio de Educación y la intermediación del Ministerio de Trabajo. Quizás en esa medida, ellos ven que son los únicos que pueden hacer ese proceso, y eso es cierto, porque la ley así lo dice. Los otros grupos también están buscando ese mismo estatus, y para eso hay un proceso regular que no han culminado. Al margen de esa realidad técnico-legal, nosotros reconocemos el movimiento de los Suter, los movimientos regionales.
Se ha hablado de la presencia de gente del Movadef en el Sutep…
Usted habrá podido ver que el año pasado había reportajes donde se indicaban interrelaciones entre grupos más radicales como el Movadef y los docentes. No he visto pruebas tangibles y concretas de una vinculación directa en el tema de representación sindical. Lo que sí hemos hecho es cruzar la base de datos del ministerio con la del Poder Judicial para ver todos los docentes que ahorita están en servicio, y que habían sido sentenciados por temas de terrorismo, apología al terrorismo, narcotráfico y violencia sexual.
¿Y qué ocurre con ellos?
Apenas encontramos a una persona que se haya reincorporado a las aulas, si tiene una sentencia previa en cualquiera de estos cuatro delitos, la destituimos.
Se acaban de destinar 400 millones para infraestructura. ¿Es suficiente tomando en cuenta que también tiene que verse la reconstrucción en el norte?
Transferir 400 millones es un número grande para ser ejecutado, ¡pero la brecha educativa es inmensa! Nosotros, con el Plan nacional de infraestructura educativa, tenemos una estimación de unos cien mil millones de soles para cerrar la brecha. Eso está en cambiar la infraestructura actual por antigüedad o por embates de la naturaleza, y en nueva infraestructura
O sea que esos 400 millones de soles son una aspirina…
Es toda una odisea gastar esos 400 millones, y hay que ejecutarlos este año. Lo que te puedo decir es que esa gran brecha va bajando a razón de 3,000 millones anuales, que es lo que gasta el Perú en infraestructura educativa. Entonces, si tú divides cien mil entre 3,000, son 33 años. Todavía nos queda un período muy largo, como seis gobiernos más, para cerrar esa brecha.
Tomado de Domingo, suplemento de La República